Al cuidar tus dientes, cuidas tu corazón

Muchas personas creen que es normal ver un poco de sangre al cepillarse los dientes, pero eso no es cierto

Cuidado, que la encía sangre es señal de que algo no va bien; y aunque parezca extraño, las inflamaciones en esta zona pueden generar problemas graves en otras partes del cuerpo como el corazón.

Los problemas inflamatorios de encías cuando hay enfermedad periodontal o piorrea, pueden afectar directamente a la salud del tu corazón.

Se trata de un enfermedad infecciosa producida por unas bacterias agresivas que a través de la “herida” que causan en la encía pueden pasar directamente al torrente sanguíneo. Y lo que suele ocurrir es que aumenten las cantidades de los “mediadores inflamatorios” en sangre, sustancias que aumentan el riesgo de sufrir un infarto. Así es… se podría afirmar que una persona con unas encías enfermas tiene más riesgo de sufrir problemas coronarios que aquella persona que tiene las encías sanas.

La aparición de sangre en la encía, ya sea de forma espontánea, al morder algún alimento, o al cepillarte los dientes, es un síntoma de que esta zona del cuerpo ha quedado desprotegida y se inflama con facilidad. Además, con la encía enferma también peligra el resto de la boca, ya que este es el tejido encargado de mantener los dientes en su sitio.

La causa más común de sangrado de encías es la acumulación de placa y sarro en la unión entre este tejido y los dientes. Las bacterias anidan e infectan la zona, primero localmente con la aparición de gingivitis, y luego en zonas más profundas, pudiendo llegar a dañar incluso el hueso. En casos avanzados, la infección alcanzan la sangre, diseminándose por todo el cuerpo y provocando una infección generalizada.

Una encía sana tiene un suave color rosa, es firme, no duele, no es sensible, no sangra ni deja ver la raíz de las piezas dentales. Las encías enfermas son rojas, blandas, pueden doler, presentan sensibilidad y muestran unos dientes flojos acompañándose con frecuencia de mal aliento persistente.

Ahora bien, el sangrado que debe alertarnos es aquél que se repite con frecuencia, cada vez que lavamos nuestros dientes. No tiene por qué ser abundante ni ir acompañado de otros síntomas.

La visita al odontólogo es obligatoria, él quien va a diagnosticar y tratar la enfermedad. Sin embargo, lo que nosotros podemos hacer es prevenir mediante una higiene dental diaria adecuada.

Cepíllate los dientes después de cada comida, por 3 minutos. El cepillado no debe ser brusco, utiliza un cepillo de cerdas suaves, insistiendo en la unión diente-encía.
Utiliza hilo dental que te permita acabar con los posibles restos de comida que quedan entre los dientes.

Acude periódicamente al dentista para que realice una limpieza dental una vez al año y elimine la acumulación de sarro.

Mastica alimentos crudos, como frutas y verduras. Este ejercicio estimula las encías y los dientes, manteniéndolos sanos y fuertes. Las vitaminas A y C ayudan a evitar el sangrado.

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